jueves, 30 de abril de 2009

Literatura puertorriqueña, víctima de sabotaje académico


.....Como amante de la literatura mis gustos son variados. Me gusta sobre todo la novela, en segundo lugar la poesía y en tercer lugar el cuento. Me gustan los ensayos y el teatro, pero vendrían a caer en el cuarto y quinto lugar de mi preferencia ¿Autores? Muchos. La lista sería interminable e incluiría autores tan diversos como Petronio, Omar Khayam, Cervantes, Kafka, Hamsun, Céline, Borges, Onetti, Chandler, Bukowski, Roberto Bolaño, J. I. de Diego Padró, José María Lima y Manuel Abreu Adorno. De esta resumida lista, los últimos tres autores son puertorriqueños y, lamentablemente, son poco conocidos. No menciono autores puertorriqueños del canon, como Enrique Laguerre, René Marqués, Luis Rafael Sánchez y Rosario Ferré, por citar algunos. Y con esto quiero entrar al meollo de este texto: la crítica literaria puertorriqueña, la academia, ha saboteado a la literatura puertorriqueña.
.....La crítica literaria puertorriqueña ha favorecido desde sus comienzos la literatura que trata el tema de la identidad nacional (el quiénes somos) y la literatura de índole social. Esto crea la falsa impresión de que la literatura puertorriqueña es monotemática y regionalista; una literatura que no es universal porque sólo incumbe a los puertorriqueños y a su peculiar estatus político que los convierte en colonizados. Este tipo de literatura de identidad y de visos sociales es la que ha sido canonizada por la crítica, de tal manera que nos ha hecho creer a los lectores nacionales y extranjeros que esta literatura es la única que se produce en el país o que, por lo menos, es la única de calidad y que vale la pena estudiar y consumir. Sin embargo, existe otra literatura puertorriqueña, de igual o mayor calidad, más allá del canon. Una literatura, si se quiere, más creativa, que no se queda varada en el tema de la identidad nacional (preocupación un tanto paranoica y passé) y trata otros temas; una literatura, pues, más universal. A fin de cuentas, los puertorriqueños también somos seres humanos y nuestras preocupaciones e intereses son diversos como los de cualquier vecino del mundo. Este sabotaje de la crítica literaria puertorriqueña a la literatura nacional comienza cuando nace la literatura puertorriqueña en el siglo XIX.
.....Todavía hoy se debate si el padre de la literatura puertorriqueña es Manuel Alonso o Alejandro Tapia. Muchos consideran a Alonso el padre de la literatura nacional por su libro El Gíbaro, un libro de estampas que precisamente trata de mostrar y aún definir lo que es ser puertorriqueño. Sin embargo, Tapia, un autor mucho más complejo -y me atrevería a decir más talentoso- que Alonso, publica años antes que el autor de El Gíbaro. Lo que ocurre es que muchas obras de Tapia son de carácter universal y cosmopolita, ajenas a lo “puertorriqueño”, y por tal razón se obvia lo cronológico por lo temático. De hecho, las obras de Tapia más conocidas son las que tratan el tema puertorriqueño, sea de identidad o de carácter social, como La palma del cacique, La cuarterona o Mis memorias, cuando Tapia es mucho más que el que vemos en estas obras. Sus obras maestras, las novelas Póstumo el transmigrado y Póstumo el envirginado, cuyas tramas transcurren en España y son de corte fantástico, son difíciles de conseguir porque pocas veces se han reeditado. Manuel Alonso vs. Alejandro Tapia parece ser la lucha de toda la historia literaria puertorriqueña. En otras palabras, literatura como arte o literatura como crítica o medio de lucha: literatura comprometida.
.....Estas dos visiones se ven en la paradigmática Generación del 30 en la literatura puertorriqueña en dos autores antagónicos: Enrique Laguerre y José Isaac de Diego Padró. No es un misterio cuál visión ganó, pues hoy día todos conocen a Laguerre, un autor cuyas novelas son requisitos de lectura en las escuelas y universidades, pero casi nadie sabe quien es J. I. de Diego Padró. Enrique Laguerre, el llamado novelista nacional, siguiendo el llamado de Antonio S. Pedreira en su Insularismo, se dedicará en sus novelas a “escribir” a Puerto Rico, pero escribirlo y retratarlo tal y como lo ve Pedreira en su famoso y pseudocientífico ensayo. Como continuador a su vez de Zeno Gandía, Laguerre se dedicará a escribir crónicas de un Puerto Rico enfermo. Sus novelas, sociológicas, históricas y de identidad, son literatura comprometida; un arma contra el miedo a la transculturación, a la pérdida de los valores telúricos y una afirmación de la hispanidad puertorriqueña. No negamos la calidad literaria de Laguerre, pero sí cuestionamos la supresión de otra literatura que se estaba creando para esos años en el país, una literatura no comprometida (o al menos no chauvinista ni proselitista) o comprometida únicamente con su arte. Ahí está la obra de J. I. de Diego Padró y la de otros autores que en distintas épocas escribieron una obra literaria de una calidad increíble, en ocasiones adelantada a su época o simplemente en sincronía con lo que se estaba escribiendo a nivel mundial.
.....J. I. de Diego Padró es un autor de avanzada en las letras puertorriqueñas. No sólo es el primer poeta puertorriqueño, junto con Luis Palés Matos, en crear el primer movimiento de vanguardia en la poesía del país, sino que probablemente es de los primeros autores (y cuidado si no el primero) en hacer novela existencialista en Hispanoamérica, con su novela corta Sebastián Guenard (1924). Además, es el primero en el país en hacer novela vanguardista o experimental con su novela En Babia (1930,1940, 1961) y el primero en hacer poesía antipoética en Ocho epístolas mostrencas (1952) y El escaparate iluminado (autobiografía poética) (1959), que contiene antipoesía en poemarios publicados e inéditos desde 1920, lo que lo coloca en una posición aventajada, hablando cronológicamente, a la antipoesía de Nicanor Parra. Mientras muchos literatos puertorriqueños en los años 20`s y 30`s miraban a Hispanoamérica y su novela de la tierra, así como a la poesía modernista y posmodernista, para hacer literatura, Diego Padró estaba haciendo una literatura basada en sus lecturas de literatura europea y estadounidense, haciendo una literatura afín a éstas y en otras simplemente adelantándose a lo que luego sería un tipo de literatura estándar a nivel mundial, como lo es la novela precursora del realismo sucio y la beatnik y la antipoesía y poesía conversacional. Pero como muchos precursores, no fue entendido por la crítica y hoy día es un autor desconocido para muchos, sin contar que sus libros ya no se editan.
.....La crítica puertorriqueña vio en las obras de de Diego Padró a un reaccionario, ya que en sus obras no estaba el tema de la identidad nacional. En su novela En Babia, que transcurre en Nueva York (tal vez la primera novela puertorriqueña de la emigración a los Estados Unidos), los personajes parecen adaptados y no se trata el tema de la discriminación étnica y racial y de los avatares que sufren los puertorriqueños en esos lares. Igualmente su poesía, en vez de ser comprometida, como lo es la poesía de Palés, de Corretjer, de Matos Paoli, entre otros, es más bien una poesía existencialista, cotidiana, erótica y en ocasiones de temas mitológicos. En cuanto a su novela En Babia, la crítica sólo vio en ella una novela psicológica y de una gran prosa, pero subrayando siempre sus defectos. No supieron ver en ella una novela ambiciosa, total y universal, afín a las novelas creadas en Europa y los Estados Unidos por autores como Knut Hamsun, James Joyce, Louis Ferdinand Céline, Henry Miller y Jean Paul Sartre. De haber tenido una mejor recepción crítica y mayor apertura en los medios editoriales españoles o hispanoamericanos, de Diego Padró sería hoy un clásico o por lo menos un escritor de culto cuya obra sería publicada por editoriales extranjeras, como Cátedra, y estudiada por una mayor cantidad de estudiosos nacionales y extranjeros.
.....El caso de Manuel Abreu Adorno es similar. Un autor espectacular, cuya obra, a pesar de estar escrita entre los años setentas y ochentas (murió en 1984), parece fresca. Desconocido por una ingente cantidad de personas e ignorado sistemáticamente por la crítica literaria del país, es un autor extranjero -el chileno Roberto Ampuero- quien señala las afinidades de la obra de Abreu Adorno con los movimientos actuales hispanoamericanos, como la llamada Generación McOndo; y si uno la lee, podrá encontrar afinidades en su obra con la Generación del Crack. Quien haya leído el libro de cuentos Llegaron los hippies, publicado en 1978, y su novela No todas las suecas son rubias, escrita entre 1983 y 1984 pero publicada póstumamente en 1991, se dará cuenta de esto. La obra de Abreu Adorno, urbana, globalizadora, de estilo “cult-pop” y en ocasiones experimental y polifónica, anuncia a escritores de renombre en la actualidad como Alberto Fuguet, Juan Villoro y el fallecido Roberto Bolaño.
.....El caso de José María Lima es similar, en cuanto es un autor de culto, ha sido ignorado por la crítica y su poemario La sílaba en la piel (1982) es casi inconseguible hoy día, a pesar de ser una obra clave en la poesía puertorriqueña. Su poesía irracionalista, con visos surrealistas y del absurdo, de temas varios (no sólo político-nacionalista), creada en una época en que se estaba produciendo en el país una poesía proselitista, chauvinista y militante, conversacional (y no con la calidad de un Ernesto Cardenal y un Roque Dalton), pasó casi inadvertida. Un poeta que se va de tú a tú con los grandes poetas en lengua española vive condenado al silencio, pues fuera de cinco gatos en el país nadie lo conoce. Esta es la situación de muchos autores puertorriqueños, como Gustavo Agrait, Wilfredo Mattos Cintrón, Ángela María Dávila, Manuel Martínez Maldonado, Eduardo Lalo, Juan Carlos Rueda, Ángela López Borrero y etc., etc., por mencionar algunos, cuya obra, por apartarse de los temas y formas que la academia canonizó, son poco conocidos y sin embargo su obra es excelente y su calidad, como dije anteriormente, de igual o mayor calidad a las obras de los autores canonizados.
.....Yo soy, como comencé diciendo en este ensayo informal, un lector y me imagino que los críticos literarios y profesores de universidad también lo son. Me imagino que ellos pueden tomar un libro de Cortázar, de Poe, de Onetti, Hemingway, Kavafis, Carson McCullers, Alejandra Pizarnik, de Joyce y de Proust, por mencionar autores de fama internacional, y disfrutarlo. Me imagino que pueden apreciar como críticos la calidad de las obras de estos autores, pero sin embargo, ¿por qué no aprecian ni disfrutan las obras de autores puertorriqueños cuyas obras no se coartan con temas exclusivamente regionales y en vez de eso penetran todos los intersticios de la realidad humana, de la realidad de nuestro país más allá de preocupaciones político-sociales, haciéndolo con un arte de igual calidad a la de cualquier gran escritor de cualquier parte del mundo? Por eso digo que si la gran literatura puertorriqueña está en el silencio y hay que ser en ocasiones un detective para conseguir estos grandes libros, que ya no se editan, es por culpa de los críticos y académicos. Lo suyo es un crimen que condenó a la literatura puertorriqueña al ostracismo internacional y aun nacional. No, la literatura puertorriqueña no es regionalista, simplista ni aburrida, tampoco carece de fantasía (leer a Gustavo Agrait y Pedro Cabiya). No es, vamos, un suelo de brea para masoquistas intelectuales. Simplemente esta gran literatura (con sus excepciones, claro) no está en el canon. Así, pues, para los verdaderos amantes de la literatura, a esos que disfrutan con Kafka, Onetti, Dostoievski, Hamsun, Céline, Bukowski, Cortázar, Poe, Raymond Chandler, César Vallejo, Nicanor Parra, Borges y todo ese gran etcétera de buenos escritores, no se preocupen. En Puerto Rico también tenemos autores así.




*Segundo lugar en ensayo en la categoría "Estudiantes de otras universidades" del Certamen Literario de la Universidad Politécnica 2009

11 comentarios:

  1. Excelente, Neftali. Muchas propuestas, aun adolecen de una visión tribal. Prefiero una cosmovisión humana.

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  2. Manuel, el problema es la exclusión de obras excelentes. Obras que tal vez, en otros paises, hubiesen formado parte del canon nacional, y hasta del canon latinoamericano. Pero no nos engañemos. Lo cánones siempre existen, son inevitables. Mi crítica, así, se puede reducir a que simplemente no me gusta el canon que se formó en Puerto Rico porque en él no están los autores o textos que me gustan.

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  3. Aprecio mucho la información brindada en especial porque no conocía de los autores, y según tu descripción, me parece que son más afín al tipo de literatura que me interesa. Lamentablemente soy de la generación mtv y por ende no he leido mucho en mi vida. He llegado a tu blog, buscando corregir ese error y en específico buscando información sobre la obra póstuma de Laguerre, en un afán por empaparme más de la literatura de mi país (más valke tarde que nunca) antes de mudarme a EEUU.

    Voy a darle una oportunidad a estos nuevos autores y dejaré los "clasicos"para luego...

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  4. Anónimo, yo también soy parte de esa generación, y algo he leído. Si vas a leer literatura puertorriqueña, sólo sé consciente de que es más que Zeno Gandía, Pedreira, Enrique Laguerre, Abelardo Díaz Alfaro, Palés Matos, Julia de Burgos, José Luis González, René Marquéz, Luis Rafael Sánchez y Ana Lydia Vega. No es que estos autores sean malos,porque tienen sus buenas obras; pero hay excelente literatura más allá de ellos, en ocasiones mejor, más divertida y de más interés para el lector común y no tan común.

    Gracias por visitar y comentar

    Saludos

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  5. en mi opinion el mejor escritor puertorriqueño aun no ha publicado su primer libro.todavia no encuentra ninguna casa distribuidora que tome su trabajo en serio.

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  6. Interesante opinión, solo falta que digas el nombre del escritor inédito que no toman en serio. Tal vez lo conozca...

    Gracias por pasar, leer y comentar, Anónim@.

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  7. Saludos. Gracias por tu mencion de mi trabajo.
    Juan Carlos Rueda.

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  8. Te invito a visitar mi website de literatura infantil y juvenil puertorriqueña. Llevo 18 años ofreciendo materiales gratuitos a padres, maestros y niños.

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