Violó el protocolo. ¿Pero qué diablos podían hacerle? Estaba hastiado y no quería algo prosaico, sino algo irónico y lúdico digno de su gran inteligencia. Logró introducirse como interno en la sala de parto en donde su madre lo alumbraría. Apenas pudo divisar el momento en que veía por primera vez el mundo. Era un gran matemático y químico, y sincronizó el veneno que tomó para que en el mismo instante en que diera su primer respiro, diera su último aliento.
©N.O.N.S./26 de enero de 2012