Lo que escribo es políticamente incorrecto,
pero no importa,
ya me han dicho poeta maldito.
La verdad
es que ya nada me importa,
realmente nada,
incluyendo a las jodidas víctimas de Perú,
que sufrieron un terremoto.
Tampoco digo nada nuevo,
nada que los demás no sientan.
Yo repartí flyers
para una actividad de hermandad y solidaridad
para las víctimas,
y me los tiraron en la cara,
porque simplemente eso le importa
sólo a los peruanos
y a unos pocos que no se han dado cuenta
que vivimos en la posmodernidad
y que la solidaridad
es una de las últimas utopías.
Que les den por culo a las víctimas,
a mí sólo me importa mi sufrimiento.
Yo soy una isla,
un insularista,
que vive cómodo, aunque triste,
en su soledad.
El mar, los otros,
dan miedo;
son peligrosos.
Así que me quedo en mí,
autocompadeciéndome,
monologando,
en una playa de mi isla,
mientras fumo un cigarrillo,
contemplando con la sonrisa del idiota
este cuasi fin del mundo
como si fuera una película
que pasan por televisión.
29 de agosto de 2007
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