Soy
camaleónico,
en días soleados
me siento feliz y esperanzado,
todo un
“happy shinny people”;
pero en
días nublados
me siento
triste, pesimista y hasta nostálgico.
Entonces
escucho “Penélope”, “Para no olvidar”,
“No surprises”, “My body is a cage”, “Losing my religion”,
“Somewhere I belong”
y varias
canciones otoñales de Nick Drake.
Son días de
escribir y fumar más de la cuenta,
de pensar y, a
veces, de no levantarse de la cama.
La alegría,
curiosamente, no la alimento;
la tristeza, en
cambio, la ejercito y la fortalezco
con cuanta
canción, libro, película o pensamiento
pesimista
encuentre.
Será que soy un
masoquista…
o al contrario,
un sádico;
porque al parecer
todo masoquista
tiene una mente
sádica
que se goza con
sabotearse y joderse la vida
y quizá, aunque
pasivamente, la de los demás.
Soy un ser
camaleónico,
un animal de
sangre fría,
un sádico y un
masoquista,
y como escritor
-si es que
merezco dicho título-
un simple
exhibicionista.
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