El suicidio
es más que cortarse las venas,
horcarse,
pegarse un tiro,
tirarse al vacío
o envenenarse.
Existe el suicidio lento,
a largo plazo.
Tener bronquitis o sinusitis
y botar humo como una chimenea en invierno;
padecer GERD corrosivo
y comer y tomar puros ácidos
que podrían destapar una cañería;
comerle el coño a una puta
igual a como chupas y roes
los gajos de una naranja
y así otros actos idiotas
y autodestructivos más.
Todos somos suicidas.
Brindo por nosotros, pues,
cobardes,
que no actuamos cónsonos
a lo que pensamos y sentimos,
que preferimos matarnos lentamente
antes que hacerlo como se debe,
rápido y certero.
¡Salud!
(2008)
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