martes, 17 de diciembre de 2013

ETC. I: Las desgracias de un editor


Hace casi un año, en noviembre de 2012, se publicó la antología de poesía y cuento etc. Yo fui el compilador, editor y corrector. Pero mejor comencemos por el principio, por el génesis de este proyecto (al perecer) fallido.

Todo comenzó en una de las reuniones mensuales de La Peña Literaria, Inc. en el Centro Cultural Carmen Solá de Pereira, creo que a principios de 2012 o en todo caso a finales de 2011. Estaba fumando un cigarrillo con Jonathan Flores y él me habló de su intención de llevar a cabo un proyecto que la Peña había intentado en el 2007 pero quedó en nada: una antología. Me sorprendió porque yo venía pensando lo mismo, pero una antología desligada de la Peña, para tener más libertad y poder incluir a escritores que en realidad me gustaban mucho, pero que no pertenecían a La Peña Literaria. No lo hice porque estaba básicamente desempleado, sobreviviendo con trabajitos que se presentaban de vez en cuando y solo me permitían ganar lo (in)suficiente para cigarrillos y un par de cosas más. 

Jonathan me ofreció que me encargara del libro en sí y él ponía el dinero. Me lo pensé, no mucho que digamos, y acepté. Realmente mi intención era dar a conocer poemas y cuentos que consideraba realmente notables, sino excelentes, de algunos escritores que frecuenté en La Peña Literaria y en el Círculo Literario Revolución Expresiva de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR) durante los años 2006 a 2010. Y debo admitirlo: quería probarme como editor. Todos tenemos segundas intenciones, vamos. Y quizá Jonathan Flores tendría otras razones también. Siendo sinceros, puedo decir que la antología fue un medio y un fin. Fin como antología en sí y medio para otras cosas ajenas a ella, pero relacionadas a la literatura. Cosas tan estúpidas como encontrar un trabajo como profesor universitario o editor en alguna editorial, o si acaso en algún periódico o revista. ¿Sucedió? Ya dije "cosas estúpidas", así que no. En realidad no sucedió nada. Pero no nos adelantemos. 

En su mayoría, yo escogí a los escritores y los textos, pero Jonathan también participó en la selección. Escogimos al final a Sonia Galindo, Debbie Ortiz, Susan Hernández, César Santiago, Héctor Pérez Babilonia, Edwin Vázquez Asencio, Manuel "Manny" Rosa, Yoel Morales y, por supuesto, nos incluimos Jonathan y yo. Les hice el acercamiento y les pedí los poemas o cuentos que quería de ellos, más que me enviaran una selección de otros de sus textos para "rellenar" junto con una pequeña biografía. Al final resultó una antología de 100 páginas, con poemas y cuentos más que nada minimalistas y con un tema principal: la violencia. Claro, junto con otros como la metaliteratura, el posfeminismo, el erotismo, parodias del apocalipsis y del fin del mundo y el cuestionamiento de la realidad, entre otros temas, tratados muchos de ellos con elementos pop, con referencias y elementos intertextuales de películas, sitcoms, series ochentosas y noventosas, y personajes famosos. No es lo único que hay en el libro, por supuesto, pero se diría que es lo que más abunda. 

Luego de tener a los escritores y los textos, faltaba el título de la antología, la introducción y la portada. También un nombre editorial. Allí fue que nació la idea de crear una editorial, aunque no sé si esa era la intención de Jonathan desde el principio. El nombre de la editorial salió de una recomendación de Sonia Galindo, que mencionó el latinismo "de facto", lo cual iba muy bien con la antología, pues eran poemas y cuentos que se conocían de manera oral o por medios no canónicos como blogs, notas de Facebook y revistas de mala muerte. "Etcétera", en cambio, procede en parte de Héctor Pérez Babilonia, quien decía que "nosotros" éramos la "generación etcétera", puesto que éramos ignorados por la comunidad letrada; lo que sobra. Lo que hicimos fue darle otro significado, ser irónicos y jugar con eso. Utilizamos la abreviatura de la palabra, "etc.", y la concebimos más bien como algo relacionado a "de facto": textos que existían "de hecho" pero no "de juris". Poemas y cuentos que se creaban y se daban a conocer desde la periferia, por medios no canónicos como micrófonos abiertos, círculos literarios, peñas literarias, blogs, notas de Facebook y publicaciones poco conocidas y de cortísimas tiradas, en un pueblo de la periferia con respecto a Puerto Rico: Ponce. Textos, pues, desconocidos y en ocasiones poco avalados por los editores, escritores consagrados y la academia. No era un llanto, solo era como abrir el "etcétera" que se coloca al final, luego de mencionar a los escritores consagrados o al menos publicados, y abrirlo, como si fuera un archivo de "Documentos" de una computadora, y dar a conocer parte de su contenido. No sé si se logró el cometido, aunque parte del concepto se menciona en la "Invitación al lector". 

Sí, "Invitación al lector" y no un estudio introductorio. La idea era que los textos hablaran por sí solos, no por una introducción que guiara la lectura y menos por una portada llamativa, que a veces es lo mejor que tienen los libros, tanto que en ocasiones dan ganas de cortarlas y enmarcarlas como cuadros bonitos que sirven para adornar la sala, el cuarto o la oficina, en caso de que se tenga una. Si los poemas y cuentos de la antología se habían conocido de manera periférica, oral o escrita en lugares no canónicos en donde las críticas y comentarios vienen indefectiblemente desde afuera, queríamos lo mismo para la antología en general o algunos textos en particular. ¿La portada? Una cónsona con el concepto: el título, etc., en color algo amarillo, similar a los cartapacios de los archivos de computadoras, sobre un fondo negro. Eso es todo, un libro sin guías previas ni espaldarazos de algún escritor o crítico con algo de renombre. 

Con el libro terminado, etc., publicado por ediciones de facto, se hicieron los pedidos. Cuando llegaron, a pesar de que se pidieron pruebas, me di cuenta de los horrores que tenía.Y otras personas también me lo hicieron saber, algunas de ellas tarde, porque conocían los borradores. Estaba lleno de erratas. La verdad es que no sabía del todo la nueva ortografía y no conocía técnicas de corrección. Y los que conocen algo de psicología, saben que el cerebro tiende a corregir inconscientemente los errores, de tal manera que no nos percatamos de los mismos. El cerebro es algo complejo, nos hace creer que muchas fantasías, algunas creaciones suyas y por tanto nuestras, son verdad. 

Me sentí fracasado. Había trabajado meses con los poemas y los cuentos, corrigiéndolos, editándolos, colocándolos en un orden que fuera coherente y no un montón de cosas tiradas al azar. Aun así, seguimos adelante y presentamos el libro, ese ritual que aunque práctico para vender libros, tiene un tufo a bautismo. Y nos fue bien. Se llenó y se vendieron libros. Luego corregí los errores y se pidieron otros ejemplares, los cuales son los que se vendieron, y todavía se venden, en Amazon y en las principales librerías del país (entiéndase Paliques, la librería de la PUCPR, tres en Río Piedras y una en Santurce). La única errata obvia es "Johana" en vez de "Johanna", con dos enes... en un poema mío. No es la gran cosa; he visto errores peores en libros de editoriales famosas y con dinero. El suficiente para sacar un libro sin errores de ningún tipo. Así que ya arreglada la antología, me sentí mejor. Mi trabajo al final fue aceptable, creo. 

¿La recepción del libro? Risible. Peor que las malas críticas, es el silencio. Creamos una página en Facebook, le dimos promoción, fuimos a la radio, llevamos los libros a las principales librerías del país, le regalamos libros a algunos profesores que escriben reseñas literarias, fuimos a varias actividades literarias a vender libros e hicimos otra presentación en el Museo de Arte de Ponce, el museo más importante del Caribe, en donde solo fueron dos o tres gatos. Encontrar quién presentara el libro fue tan difícil como lograr tener sexo con Angelina Jolie siendo un pelao más feo que un bulldog con veinte años. La primera presentación la hizo una profesora de la PUCPR, que lamentablemente improvisó y básicamente dijo que el libro era una buena antología de barrio. No dijo nada sustancial sobre los textos, con todo y que le escribí, porque ella me lo pidió, sobre los textos que consideraba más importantes y sobre temas que me gustaría que tratara. Le escribí sobre la estética de la violencia vista desde distintas vertientes, sobre la metaliteratura, el posfeminismo, los elementos pop y par de cosas más, con ejemplos de poemas y cuentos donde podía encontrar tales temas. No mencionó nada de lo que le escribí. Y como no tenía el texto que leyó pasado a computadora, no lo pudimos pedir para publicarlo como medio de promoción. En esa primera presentación se invitó personalmente, vía carta, a profesores de la PUCPR y de la UPR de Ponce. Ninguno fue, ni los allegados. De hecho, si estiro la goma, muchos de mis "mejores" amigos no fueron. 

En la segunda presentación, incluso con el apoyo del MAP y del Ateneo de Ponce, no fue mucha gente. El libro lo presentó otra profesora de la PUCPR, porque conseguir un profesor de la UPR, auque sea la de Ponce, es tan fácil como que la NASA escoja a un analfabeto con ligero retraso mental y récord criminal para ir al espacio. Su presentación de la antología en la "alta sociedad" estuvo mejor, más articulada, pero tampoco vio lo que yo vi, o creí ver al momento de seleccionar los poemas y cuentos y darles el orden que les di dentro del libro. Un amigo grabó la presentación; está en Youtube, pero no les daré el link. Si no se han dado cuenta, he sido discreto. No he mencionado los nombres de los que critico. En esta ocasión tampoco pudimos tener acceso al texto de la presentadora porque no estaba del todo pasado a Word. Mal, mal, mal. No teníamos nada que poner sobre el libro, solo citas del mismo en la página de Facebook y anunciar que se estaba vendiendo en Amazon y en X y Y librerías. Ni mis amigos facebookeanos escritores, ni los de Jonathan ni los de los escritores que componen la antología hablaron sobre el libro, a pesar de que algunos dijeron que lo leyeron, que lo compraron y que escribirían sobre él. Nada de nada. Solo escribían sobre otros libros, a pesar de que algunos dijeron que la antología les gustó. Contra, podían escribir algo, aunque fuera para decir que solo servía como pisapapeles o para limpiarse el culo; o si eran ambientalistas, para lamentar la muerte de los árboles de los cuales salió el papel para semejante bodrio y no para transformarse en medios que contuvieran las palabras de Cervantes, Faulkner, Vargas Llosa o las suyas propias. ¿Qué hacer, entonces, cuando los escritores y académicos de algún renombre te ignoran completamente? Recurrir a otras personas menos encumbradas relacionadas con las letras. 

Como tengo amigos en Facebook que escriben -algunos incluso han publicado- y otros que son amantes de la literatura, les envié un PDF de la antología. Lo hice así porque no eran puertorriqueños y no tenían acceso al libro o les salía caro comprarlo por Amazon y a Jonathan y a mí enviárselos por correo. ¿Qué sucedió? Solo una persona escribió un comentario. Era pequeño y solo se enfocaba en varios textos, pero fue la única dentro de 7 u 8 personas que escribió algo. Los demás siempre se disculpaban o me decían que ya mismo. Ya mismo es que me han salido diez canas más y dos arrugas nuevas, y que por lo visto antes ocurre la paz mundial o Adam Sandler gana un Oscar antes que me envién sus comentarios. ¿Les caeré tan mal? ¿El libro es tan malo? No diré que es genial, pero creo que tiene sus aciertos. Ni siquiera se "dignaron" en piratearlo y tirarlo gratis por Hansi Libros. Eso es bueno, supongo... 

Al final, la persona encargada de darle promoción a la antología, de llevar los ejemplares a las librerías y buscar presentaciones no fue muy responsable. Eso ocasionó, en parte, que el libro pasara sin pena y sin gloria. Pero la culpa no es solo de esa persona. Yo también tengo mi culpa. Creo que mis discusiones con uno que otro escritor de influencia que mantuve en el pasado por Facebook, al final tuvo sus consecuencias negativas. ¿Me pasaron factura? Otro desacierto, creo, fue no escribir una introducción que hiciera ver lo que hay realmente en el libro. Ese tipo de introducciones en ocasiones hasta deslumbran. Y el título, sobre todo, que se presta para confusiones y tergiversaciones. Si no captaron el juego y la ironía, lo que vieron fue resentimiento. Y para nada, el título no tiene nada que ver con resentimientos ni lloriqueos. Pero such is life y la muerte del autor. 

¿Lo positivo? Porque algo bueno tiene que haber, ¿no? La vida no es una tragedia histérica, aunque a veces alguien filme Million Dollar Baby, un Batman con pezones u ocurran guerras mundiales y genocidios. Entonces ¿qué fue lo positivo? Vendimos más de cien ejemplares, la antología se utilizó como lectura suplementaria en una clase de universidad y que, al menos hablando por mí, aprendí cómo se mueve el cobre en el mundo editorial, con qué personas puedo contar, y que adquirí experiencia en corrección y estilo y por lo tanto información adicional para engrosar mi resumé y Curriculum vitae. 

Próximamente escribiré la introducción de etc., la que debí escribir y publicar en la antología, y la tiraré aquí, fuera del libro. Pero mientras tanto les dejo el link donde pueden adquirir la antología de poesía y cuento etc., para que la ¿disfruten? Buenas (posibles) lecturas. 

http://www.amazon.com/etc-Spanish-Edition-Neftali-Nu%C3%B1ez/dp/0615701337/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1387266075&sr=8-1&keywords=neftali+omar+nu%C3%B1ez

viernes, 22 de noviembre de 2013

Lolli-pop: lo pop hace daño, llamarse Manuel hace daño, Maripily... tan bien, digo, también


No soy un escritor pop. 


 Pelotudo
Cabrón            
                                                                                                     

Mírense, manuelitos, ustedes están muertos y para colmo sus muertes fueron bien tristes y hasta  patéticas. No trágicas, porque todos tenemos derecho a la tragedia. No, ustedes tuvieron una muerte decimonónica, muy romántica... en la posmodernidad. Qué melodrama. Y no ganaron el Rómulo Gallegos como yo. Y tú, Abreu, ni siquiera tienes una biografía en Wikipedia, cuando todo el mundo tiene una, hasta Maripily.


Yo no estoy en Kikipedia, estoy en Wikiporn. 

Disculpa, es que como no estoy enterado de las cosas pop, creía que tenías una. Yo tengo una página en Wikipedia, por si acaso. Soy invisible, pero no tanto.

Sí, tú eres el del Pómulo Gallego ese. ¿Eres millonario?

Rómulo Gallegos.

También. Pero no te hagas el bobo, papito, ¿eres millonario?

No.

Guácala, un pelao. Fo, fuchi. A mí me dan rash los que no son millonarios. ¡¡Chu, zape!!


(Jum... Qué chusma. Extraño los tiempos de Johanna Rosaly)


No todo lo pop es bueno, mamao.


Sí, sos un clichoso. La idea que tenés de lo pop es una tarjeta postal gótica, boludo. Invisible, invisible.                                                        


Sí, lo sé. Es más, ahora mismo quisiera llamarme Manuel.


Bitch, please...

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*Nota aclaratoria para no parecer más estúpido de lo que soy

Sé que cuando Eduardo Lalo dijo que no era un escritor pop se refería a que no era un escritor popular, pero cuando leí la noticia en donde lo decía me vino a la mente todo este texto casi memístico y opté por obviar la verdad en aras de satisfacer a mi imaginación. Mea culpa, pues, pero a veces hay que dejar salir a jugar al niño (¿o será troll?) interior. 

martes, 12 de noviembre de 2013

La gente idiota abunda...



















La gente idiota abunda,
las sabelotodos
de voz chillona
y manerismos teatrales.
Dan ganas de abofetearlas;
un psycho diría que matarlas. 
Yo simplemente las abofetearía
y les cosería la puta boca. 
Lo triste de la gente idiota
es que te entristecen aún más

y que te hacen perder
las pocas reservas de fe
que todavía te quedan
en la especie humana. 

Me miro al espejo 
y... 

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*Nota de un lector sobre el poema "La gente idiota abunda"



El que escribió esto al parecer es un extraterrestre o un suicida, porque en ningún momento se identifica con la "especie humana". Puede, más bien, que sea al final un idiota sin conciencia de serlo, lo cual es el peor tipo de idiota que puede existir. Y para colmo no terminó el poema. ¿Qué vio el autor (o sujeto poético) al mirarse al espejo? Esa "Y" con puntos suspensivos nos deja precisamente en eso, en el suspenso, en la duda. Lo cual nos lleva a pensar que estamos o bien bajo un fanático del género policial o, lo que es peor (¿o mejor?), ante un poema policial. Sin embargo, también podemos argüir que estamos ante un sujeto, sea concreto o poético, que niega la epistemología para adentrarse en lo existencial. Lo existencial, como sabemos, es irracional, lo cual explicaría muy bien todo el elemento de furia (pasión) en su discurso y la duda total en donde nos coloca a nosotros, los lectores, al dejar inacabado el poema. Sobre el particular, propongo varias lecturas:

  1. Representar la imposibilidad de conocerse a uno mismo en su totalidad.
  2. La imposibilidad de conocer la verdad en su totalidad, sea la propia (existencial) y la esencial, una verdad incontingente y universal.
  3. La inexistencia de tal cosa como "la verdad", sino única y exclusivamente de realidades, de "verdades subjetivas" y por lo tanto el autor o el sujeto poético se decanta por una visión del mundo como constructo y a su vez como representación; representación que a su vez, al desear una verdad "universal", le es angustiante y por eso no concluye el poema o no nos dice qué es lo que vio en el espejo. Es un tanto la muerte del autor en cuanto desaparición y el nacimiento del lector en cuanto investigador. 
  4. La incapacidad de ver como el otro y la confinación en el cuerpo, en el propio punto de vista. Razón por la cual los lectores no podemos "ver" lo que "ve" el autor o sujeto poético, y tenemos por tanto que imaginárnoslo o quedarnos en la simple y dolorosa duda. Lo cual remite al mundo como constructo, como "fantasía", y remite, a su vez, a la muerte del autor (que en este caso alcanza elementos metafísicos más que ontológicos: es la ausencia de Dios) y el nacimiento del lector-investigador. 
  5. La vida es, al final, un gran signo de interrogación o, como escribe el autor, tres puntos suspensivos.
  6. ¿Una visión neo-pos-hiper-platónica del mundo? 
En lo particular, prefiero la quinta lectura, que analizándose bien, contiene en cierta medida las cuatro lecturas que le preceden. En la vida, aunque exista tal cosa como lo "objetivo" e "incontingente", lo cual no sabemos, no es accesible por el dasein, por el ser-en-el-mundo, lo cual ocasiona angustia. ¿Una vuelta al sujeto moderno en angustia? No, sino algo parecido pero a su vez diferente cualitativamente (aunque cuantitativamente también): la angustia del sujeto hipermoderno, como muy bien menciona Lipovetsky en Los tiempos hipermodernos (2010). 

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Me miro al espejo
y...



Bah, qué porquería de poema. Mejor lo dejo tirado por ahí, o mejor lo boto en ese gran zafacón que es Facebook. Sí, eso haré. Total, hace tiempo no publico poemas en mi estado, aunque sean poemas de mierda, y como que la modita regresó otra vez. 


martes, 5 de noviembre de 2013

Entrevista invisible a Eduardo Lalo
















Eduardo, gracias por aceptar esta entrevista. Quiero comenzar preguntándote ¿qué se siente predicar sobre la invisibilidad y de pronto convertirse en un ser tan visible? Es irónico, ¿no crees? 












Gracias por invitarme a tan excelso "no lugar" que para colmo es invisible. Te respondo. No hay ironía. Si leíste mi libro Los países invisibles -si no lo has hecho no eres invisible pero sí un ser con excremento intelectual- se supone que sepas que la "hipervisibilidad" es un tipo de "invisibilidad". Y yo, con el Rómulo Gallegos, un premio que han ganado autores "invisibles" para mí como Vargas Llosa y Carlos Fuentes, me he convertido en una "Venecia intelectual" o, si quieres, literaria. Ergo, mi hipervisiblidad mantiene mi condición de "Hollow Man", por eso de contaminarme un poco con las clases populares, intoxicadas con la burda cultura de Hollywood. 
















Si usted lo dice... Pero fuera de su concepto de hipervisiblidad, ¿qué extraña de su condición "invisible" anterior al Rómulo Gallegos? 















Te seré sincero. Extraño esa invisibilidad total, aunque en mi país lo continúe siendo. No sé si sabías que la Academia Puertorriqueña de la Lengua realizó un tipo de "Concilio de Nicea" para no felicitarme por tan excelso premio como lo es el Rómulo Gallegos, premio que ganaron seres con una "poética" aborrecible para mí, como Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Fernando del Paso, pero que a su vez ganaron escritores algo pasables como Bolaño y Piglia. Esa conspiración demuestra mi "invisibilidad" esencial dentro de la ciudad letrada puertorriqueña (entiéndase San Juan). Ciudad que he caminado y sigo caminando, a pesar de mi aparente gordura. Y una ciudad de un país invisible al cual yo he "visibilizado" gracias a un premio majestuoso que, aunque lo hayan ganado autores del Boom, a los cuales detesto hasta la náusea -sartreana si quieres-, han gando autores de una visión literaria afín a la mía. Yo, a decir verdad, me he visibilizado (aunque luego me hipervisibilicé para invisibilizarme) para hacer visible a un país que es tan poquita cosa, tan pobre como Haití, dependiente como niño recién nacido o como un vegetal; un parásito, una colonia zarrapastrosa del imperio yankee. Y que no me confundan con un chavista. En lo particular, no me gusta el realismo mágico y menos el populismo mesiánico-transmutable. Para pajaritos que hablan, el Pájaro Loco; una comparación muy pop que me permito para que los lectores me puedan entender y mi mensaje no sea invisible. 
















Disculpe, pero usted no ha contestado mi pregunta. La ha "invisibilizado". La repito, y le ruego que haga invisible por un momento la conspiración de la Academia Puertorriqueña de la Lengua, que todos sabemos que ama el thriller. ¿Qué extraña de su condición "invisible" anterior al Rómulo Gallegos? 















La invisiblidad no es un no-ser. Es un dasein tachado, ignorado por el canon que gusta de literaturas "monotextuales". Sin embargo, contestaré tu pregunta. ¿Ves ese cuadro que está ahí? 
















Sí, lo veo. No es invisible. 















Extraño precisamente eso, ser un Hollow Man, un hombre (ultra)invisible que pueda mirar un nalgatorio tan exquisito, por caribeño (perdonando la tarjeta postal, que es algo subsanable si retratamos el cuadro en blanco y negro, porque bien sabes que amo el gris. El mundo es gris) y no ser "mirado", "observado", "criticado" por el otro, porque el otro es el infierno -como ya dijo Sartre en Huis Close-. Los hombres caribeños son muy celosos, ¿sabes? Y algunas mujeres incitan a mirar, por su cafretón culipandeo, por utilizar un lenguaje "luisrafaelsancheciano". 
















O reguetonero. 












Yo no escucho reguetón. 
















Disculpe usted. 












No se ofende lo invisible o hipervisible, ¡o ultravisible!, tipos de invisiblidad también, quizá totales, de grado cero, por citar un poco a Barthes, al cual tampoco admiro mucho que digamos porque a pesar de ser invisible, no me quiero morir y todos sabemos los instintos asesinos de Barthes, y añadamos a Foucault, respecto a los autores. Una cosa es ser invisible y otra ser asesinado por críticos franceses resentidos con apariencia chic. Hollow Man puede muy bien morir, como se aprecia en el papel interpretado por Kevin Bacon en la película titulada precisamente Hollow Man. Pero a lo que iba es que extraño mirar sin ser mirado. Es un placer masturbatorio. Además, ahora las chicas con buen nalgatorio como las del cuadro me hacen caso, contrario a la Academia Puertorriqueña de la Lengua, a El País (que dejé de leer) y a los autores que publican sus blogs en El Bomeran(g). Es raro pasar de degustar chumberas francesas y españolas -porque allá era visible pero en la medida en que lo es ese "otro exótico", y allá en esas grandes urbes, yo era ese "otro exótico" que por esa misma condición se me invisibilizaba-, y convertirme de pronto en un objeto del deseo caribeño e hispanoamericano dentro del Caribe e Hispanoamérica es bastante raro porque ya me he convertido en un voyeur y me gusta cosechar el fracaso, que es la invisibilidad del éxito, ahora que lo pienso. Aunque es algo que debo apuntar en mi libreta para estudiarlo mejor. Mi sentencia es preliminar. 
















Dejémosla preliminar... Quiero ir ahora a algo que me ha parecido curioso: ¿por qué en sus entrevistas habla tan mal de Puerto Rico, y más pudiendo ser ciudadano cubano, español o hasta fancés? 












Es que es mi sino. Pude haber sido ciudadano de todos esos países que mencionas, pero hubiera sido visible o, en el caso de Francia, hipervisibe, que como expongo en Los países invisibles es un tipo de invisibilidad. Yo preferí la invisiblidad con sol, en la colonia más antigua del mundo. Vivir la posmodernidad avant la lettre, ese "donde" que es ningún donde pero es un donde; donde ignorado por la cultura letrada internacional, aunque no así en el mundo populachero, cafre, que escucha una salsa de Héctor Lavoe, un reguetón de Daddy Yankee y una balada pop de Chayanne o Ricky Martin. Horrible, en vez de escuchar danzas, tan hermosas, aunque invisibles, como las de Morel Campos. 
















¿Entonces Puerto Rico es una mierda? 












Excrementicio, más bien. 
















Fan de Johanna Rosaly y Marilyn Pupo...












Más de Pupo, que es en la actualidad una "Hollow Woman", si me permites el chiste. Además, ella como yo proviene de Cuba, de la visibilidad a medias, y se crio en este país pobre (Puerto Rico), colonial, a medio hacer, con presos políticos como Oscar López, cuna de escritores vomitivos como Laguerre y de escritores chusmas, que poco o nada tienen que ver con Lezama Lima, Carpentier o Virgilio Piñera. Ni siquiera con Leopoldo Padura. ¿Pero no me preguntarás sobre mi novela, Simone, ganadora del prestigioso premio Rómulo Gallegos, que han ganado premios Nobel como García Márquez y Vargas Llosa, o solo el Cervantes como Carlos Fuentes? 
















No está mal, aunque es un tanto inverosímil, con un lenguaje afectado tipo Univisión. Raro, porque es de la colección Archipiélago Caribe y, por lo que leí, invisibilizaste el español puertorriqueño con palabras como "gafas", "saco", "claxon", "mango", "embotellamiento", entre otras, en vez de escribir "espejuelos", "chaqueta", "bocina", "mangó" y "tapón", que son las que se usan en Puerto Rico. No creo que seas consecuente con tu discurso. 













Al contrario, fui más que consecuente. Un escritor invisible escribe obras invisibles, con lenguaje invisible... 
















Y ventas y reseñas invisibles, por lo visto... 
















Eso fue un golpe invisible, no se vale. Acepto una entrevista con un tipo invisible de un blog inservible, perdón, invisible, y mira cómo me tratas. Mejor me voy a caminar por mi ciudad, San Juan, porque más que puertorriqueño, soy sanjuanero. Ese es mi "donde", mi "país invisible", en donde puedo escribir libros de textos, ir al Burger King de la calle San Francisco a comer comida gringa de colonizados posmodernos; donde puedo caminar con mis pies en esa pluralidad de ciudades e islas con mi deseo del lápiz y encontrar simones lesbianas que son capaces de ir en contra de sus deseos sexuales solo por mi poder invisible de seducción, aunque todo al final sea una inutilidad. Además, tengo que rebajar, porque al parecer mi ejercicio se ha vuelto invisible y, como ves, estoy algo gordito y mofletudo. Adieu. 

















Bueno, se nos fue. Se nos hizo invisible. Hasta la próxima, pues. Nos veremos con alguna otra entrevista invisible.





martes, 10 de septiembre de 2013

La vida (no) está en otra parte













La vida parece ser eso que está en otra parte,
que no te ocurre a ti
pero que parece ocurrirle a los demás.
Quizá sea una ilusión,
una mala interpretación que haces de la vida
o que los demás,
                           al contrario de ti,
saben disimular y aparentar.
Tal vez es que ves mucha televisión
o que lees muchos libros,
tal vez es que te crees las fotos y los estados
de algunos de tus amigos facebookeanos;
porque la verdad es que la vida
también puede ser como tu vida:
prosaica, aburrida
e ingenuamente disfuncional.


COMO AL FINAL DE UN JUEGO DE BALONCESTO ESTANDO ATRÁS POR DOS PUNTOS



















Ya se está acabando el juego;
se diría que pierdes por dos puntos,
como en un juego de baloncesto.
Buscas desesperado el tiro de tres,
ese canasto de la victoria
que aunque sea por un punto
te permita ganar en el juego de la vida.
Pero la verdad es que eres un pésimo tirador a distancia
y que menos todavía eres un “clutchman”.
Aun así, te detienes frente a la línea de tres puntos,
dubitativo,
con la esperanza
–tú que ya no crees en nada-
de no fallar.


viernes, 6 de septiembre de 2013

Treinta segundos



















Leí un artículo
donde decía que luego de uno morir
el cerebro continúa vivo durante 30 segundos,
luchando por sobrevivir
o acomodando toda la información
que ha guardado durante toda su vida
-quizá en busca de sentido-
para apagarse de manera definitiva.
En esos 30 segundos
-según se desprende del artículo-
en que el cuerpo está muerto
pero el cerebro hiper-vivo,
yace la Eternidad:
el cielo o el infierno
la visión (que tienes) de Dios o de Satanás,
de los ángeles y demonios
-en caso de que seas occidental o al menos cristiano-,
de las personas que amas y ya no están
o simplemente ves la película de tu vida.
¡Todo en 30 segundos!
La eternidad en 30 segundos,
la felicidad o el sufrimiento eternos
¡en 30 segundos!
Mientras, los demás continúan
con sus 86,400 segundos diarios
y tú te quedas fijado en esos 30 segundos
y te vas convirtiendo en alimento para gusanos,
en cenizas esparcidas o guardadas en un envase,
en Nada o lo que es casi igual,
en abono,
                en energía reciclada…


sábado, 31 de agosto de 2013

Camaleónico

















Soy camaleónico,
en días soleados me siento feliz y esperanzado,
todo un “happy shinny people”;
pero en días nublados
me siento triste, pesimista y hasta nostálgico.
Entonces escucho “Penélope”, “Para no olvidar”,
“No surprises”, “My body is a cage”, “Losing my religion”,
“Somewhere I belong”
y varias canciones otoñales de Nick Drake.
Son días de escribir y fumar más de la cuenta,
de pensar y, a veces, de no levantarse de la cama.
La alegría, curiosamente, no la alimento;
la tristeza, en cambio, la ejercito y la fortalezco
con cuanta canción, libro, película o pensamiento
pesimista encuentre.
Será que soy un masoquista…
o al contrario, un sádico;
porque al parecer todo masoquista
tiene una mente sádica
que se goza con sabotearse y joderse la vida
y quizá, aunque pasivamente, la de los demás.
Soy un ser camaleónico,
un animal de sangre fría,
un sádico y un masoquista,
y como escritor
-si es que merezco dicho título-
un simple exhibicionista.


fuego fatuo













Poemas como llamas de encendedor,
como cigarrillos ya fumados,
como cenizas esparcidas por el suelo; 
artefactos de apariencia inocua
pero cargados con cáncer.