viernes, 22 de noviembre de 2013

Lolli-pop: lo pop hace daño, llamarse Manuel hace daño, Maripily... tan bien, digo, también


No soy un escritor pop. 


 Pelotudo
Cabrón            
                                                                                                     

Mírense, manuelitos, ustedes están muertos y para colmo sus muertes fueron bien tristes y hasta  patéticas. No trágicas, porque todos tenemos derecho a la tragedia. No, ustedes tuvieron una muerte decimonónica, muy romántica... en la posmodernidad. Qué melodrama. Y no ganaron el Rómulo Gallegos como yo. Y tú, Abreu, ni siquiera tienes una biografía en Wikipedia, cuando todo el mundo tiene una, hasta Maripily.


Yo no estoy en Kikipedia, estoy en Wikiporn. 

Disculpa, es que como no estoy enterado de las cosas pop, creía que tenías una. Yo tengo una página en Wikipedia, por si acaso. Soy invisible, pero no tanto.

Sí, tú eres el del Pómulo Gallego ese. ¿Eres millonario?

Rómulo Gallegos.

También. Pero no te hagas el bobo, papito, ¿eres millonario?

No.

Guácala, un pelao. Fo, fuchi. A mí me dan rash los que no son millonarios. ¡¡Chu, zape!!


(Jum... Qué chusma. Extraño los tiempos de Johanna Rosaly)


No todo lo pop es bueno, mamao.


Sí, sos un clichoso. La idea que tenés de lo pop es una tarjeta postal gótica, boludo. Invisible, invisible.                                                        


Sí, lo sé. Es más, ahora mismo quisiera llamarme Manuel.


Bitch, please...

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*Nota aclaratoria para no parecer más estúpido de lo que soy

Sé que cuando Eduardo Lalo dijo que no era un escritor pop se refería a que no era un escritor popular, pero cuando leí la noticia en donde lo decía me vino a la mente todo este texto casi memístico y opté por obviar la verdad en aras de satisfacer a mi imaginación. Mea culpa, pues, pero a veces hay que dejar salir a jugar al niño (¿o será troll?) interior. 

martes, 12 de noviembre de 2013

La gente idiota abunda...



















La gente idiota abunda,
las sabelotodos
de voz chillona
y manerismos teatrales.
Dan ganas de abofetearlas;
un psycho diría que matarlas. 
Yo simplemente las abofetearía
y les cosería la puta boca. 
Lo triste de la gente idiota
es que te entristecen aún más

y que te hacen perder
las pocas reservas de fe
que todavía te quedan
en la especie humana. 

Me miro al espejo 
y... 

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*Nota de un lector sobre el poema "La gente idiota abunda"



El que escribió esto al parecer es un extraterrestre o un suicida, porque en ningún momento se identifica con la "especie humana". Puede, más bien, que sea al final un idiota sin conciencia de serlo, lo cual es el peor tipo de idiota que puede existir. Y para colmo no terminó el poema. ¿Qué vio el autor (o sujeto poético) al mirarse al espejo? Esa "Y" con puntos suspensivos nos deja precisamente en eso, en el suspenso, en la duda. Lo cual nos lleva a pensar que estamos o bien bajo un fanático del género policial o, lo que es peor (¿o mejor?), ante un poema policial. Sin embargo, también podemos argüir que estamos ante un sujeto, sea concreto o poético, que niega la epistemología para adentrarse en lo existencial. Lo existencial, como sabemos, es irracional, lo cual explicaría muy bien todo el elemento de furia (pasión) en su discurso y la duda total en donde nos coloca a nosotros, los lectores, al dejar inacabado el poema. Sobre el particular, propongo varias lecturas:

  1. Representar la imposibilidad de conocerse a uno mismo en su totalidad.
  2. La imposibilidad de conocer la verdad en su totalidad, sea la propia (existencial) y la esencial, una verdad incontingente y universal.
  3. La inexistencia de tal cosa como "la verdad", sino única y exclusivamente de realidades, de "verdades subjetivas" y por lo tanto el autor o el sujeto poético se decanta por una visión del mundo como constructo y a su vez como representación; representación que a su vez, al desear una verdad "universal", le es angustiante y por eso no concluye el poema o no nos dice qué es lo que vio en el espejo. Es un tanto la muerte del autor en cuanto desaparición y el nacimiento del lector en cuanto investigador. 
  4. La incapacidad de ver como el otro y la confinación en el cuerpo, en el propio punto de vista. Razón por la cual los lectores no podemos "ver" lo que "ve" el autor o sujeto poético, y tenemos por tanto que imaginárnoslo o quedarnos en la simple y dolorosa duda. Lo cual remite al mundo como constructo, como "fantasía", y remite, a su vez, a la muerte del autor (que en este caso alcanza elementos metafísicos más que ontológicos: es la ausencia de Dios) y el nacimiento del lector-investigador. 
  5. La vida es, al final, un gran signo de interrogación o, como escribe el autor, tres puntos suspensivos.
  6. ¿Una visión neo-pos-hiper-platónica del mundo? 
En lo particular, prefiero la quinta lectura, que analizándose bien, contiene en cierta medida las cuatro lecturas que le preceden. En la vida, aunque exista tal cosa como lo "objetivo" e "incontingente", lo cual no sabemos, no es accesible por el dasein, por el ser-en-el-mundo, lo cual ocasiona angustia. ¿Una vuelta al sujeto moderno en angustia? No, sino algo parecido pero a su vez diferente cualitativamente (aunque cuantitativamente también): la angustia del sujeto hipermoderno, como muy bien menciona Lipovetsky en Los tiempos hipermodernos (2010). 

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Me miro al espejo
y...



Bah, qué porquería de poema. Mejor lo dejo tirado por ahí, o mejor lo boto en ese gran zafacón que es Facebook. Sí, eso haré. Total, hace tiempo no publico poemas en mi estado, aunque sean poemas de mierda, y como que la modita regresó otra vez. 


martes, 5 de noviembre de 2013

Entrevista invisible a Eduardo Lalo
















Eduardo, gracias por aceptar esta entrevista. Quiero comenzar preguntándote ¿qué se siente predicar sobre la invisibilidad y de pronto convertirse en un ser tan visible? Es irónico, ¿no crees? 












Gracias por invitarme a tan excelso "no lugar" que para colmo es invisible. Te respondo. No hay ironía. Si leíste mi libro Los países invisibles -si no lo has hecho no eres invisible pero sí un ser con excremento intelectual- se supone que sepas que la "hipervisibilidad" es un tipo de "invisibilidad". Y yo, con el Rómulo Gallegos, un premio que han ganado autores "invisibles" para mí como Vargas Llosa y Carlos Fuentes, me he convertido en una "Venecia intelectual" o, si quieres, literaria. Ergo, mi hipervisiblidad mantiene mi condición de "Hollow Man", por eso de contaminarme un poco con las clases populares, intoxicadas con la burda cultura de Hollywood. 
















Si usted lo dice... Pero fuera de su concepto de hipervisiblidad, ¿qué extraña de su condición "invisible" anterior al Rómulo Gallegos? 















Te seré sincero. Extraño esa invisibilidad total, aunque en mi país lo continúe siendo. No sé si sabías que la Academia Puertorriqueña de la Lengua realizó un tipo de "Concilio de Nicea" para no felicitarme por tan excelso premio como lo es el Rómulo Gallegos, premio que ganaron seres con una "poética" aborrecible para mí, como Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Fernando del Paso, pero que a su vez ganaron escritores algo pasables como Bolaño y Piglia. Esa conspiración demuestra mi "invisibilidad" esencial dentro de la ciudad letrada puertorriqueña (entiéndase San Juan). Ciudad que he caminado y sigo caminando, a pesar de mi aparente gordura. Y una ciudad de un país invisible al cual yo he "visibilizado" gracias a un premio majestuoso que, aunque lo hayan ganado autores del Boom, a los cuales detesto hasta la náusea -sartreana si quieres-, han gando autores de una visión literaria afín a la mía. Yo, a decir verdad, me he visibilizado (aunque luego me hipervisibilicé para invisibilizarme) para hacer visible a un país que es tan poquita cosa, tan pobre como Haití, dependiente como niño recién nacido o como un vegetal; un parásito, una colonia zarrapastrosa del imperio yankee. Y que no me confundan con un chavista. En lo particular, no me gusta el realismo mágico y menos el populismo mesiánico-transmutable. Para pajaritos que hablan, el Pájaro Loco; una comparación muy pop que me permito para que los lectores me puedan entender y mi mensaje no sea invisible. 
















Disculpe, pero usted no ha contestado mi pregunta. La ha "invisibilizado". La repito, y le ruego que haga invisible por un momento la conspiración de la Academia Puertorriqueña de la Lengua, que todos sabemos que ama el thriller. ¿Qué extraña de su condición "invisible" anterior al Rómulo Gallegos? 















La invisiblidad no es un no-ser. Es un dasein tachado, ignorado por el canon que gusta de literaturas "monotextuales". Sin embargo, contestaré tu pregunta. ¿Ves ese cuadro que está ahí? 
















Sí, lo veo. No es invisible. 















Extraño precisamente eso, ser un Hollow Man, un hombre (ultra)invisible que pueda mirar un nalgatorio tan exquisito, por caribeño (perdonando la tarjeta postal, que es algo subsanable si retratamos el cuadro en blanco y negro, porque bien sabes que amo el gris. El mundo es gris) y no ser "mirado", "observado", "criticado" por el otro, porque el otro es el infierno -como ya dijo Sartre en Huis Close-. Los hombres caribeños son muy celosos, ¿sabes? Y algunas mujeres incitan a mirar, por su cafretón culipandeo, por utilizar un lenguaje "luisrafaelsancheciano". 
















O reguetonero. 












Yo no escucho reguetón. 
















Disculpe usted. 












No se ofende lo invisible o hipervisible, ¡o ultravisible!, tipos de invisiblidad también, quizá totales, de grado cero, por citar un poco a Barthes, al cual tampoco admiro mucho que digamos porque a pesar de ser invisible, no me quiero morir y todos sabemos los instintos asesinos de Barthes, y añadamos a Foucault, respecto a los autores. Una cosa es ser invisible y otra ser asesinado por críticos franceses resentidos con apariencia chic. Hollow Man puede muy bien morir, como se aprecia en el papel interpretado por Kevin Bacon en la película titulada precisamente Hollow Man. Pero a lo que iba es que extraño mirar sin ser mirado. Es un placer masturbatorio. Además, ahora las chicas con buen nalgatorio como las del cuadro me hacen caso, contrario a la Academia Puertorriqueña de la Lengua, a El País (que dejé de leer) y a los autores que publican sus blogs en El Bomeran(g). Es raro pasar de degustar chumberas francesas y españolas -porque allá era visible pero en la medida en que lo es ese "otro exótico", y allá en esas grandes urbes, yo era ese "otro exótico" que por esa misma condición se me invisibilizaba-, y convertirme de pronto en un objeto del deseo caribeño e hispanoamericano dentro del Caribe e Hispanoamérica es bastante raro porque ya me he convertido en un voyeur y me gusta cosechar el fracaso, que es la invisibilidad del éxito, ahora que lo pienso. Aunque es algo que debo apuntar en mi libreta para estudiarlo mejor. Mi sentencia es preliminar. 
















Dejémosla preliminar... Quiero ir ahora a algo que me ha parecido curioso: ¿por qué en sus entrevistas habla tan mal de Puerto Rico, y más pudiendo ser ciudadano cubano, español o hasta fancés? 












Es que es mi sino. Pude haber sido ciudadano de todos esos países que mencionas, pero hubiera sido visible o, en el caso de Francia, hipervisibe, que como expongo en Los países invisibles es un tipo de invisibilidad. Yo preferí la invisiblidad con sol, en la colonia más antigua del mundo. Vivir la posmodernidad avant la lettre, ese "donde" que es ningún donde pero es un donde; donde ignorado por la cultura letrada internacional, aunque no así en el mundo populachero, cafre, que escucha una salsa de Héctor Lavoe, un reguetón de Daddy Yankee y una balada pop de Chayanne o Ricky Martin. Horrible, en vez de escuchar danzas, tan hermosas, aunque invisibles, como las de Morel Campos. 
















¿Entonces Puerto Rico es una mierda? 












Excrementicio, más bien. 
















Fan de Johanna Rosaly y Marilyn Pupo...












Más de Pupo, que es en la actualidad una "Hollow Woman", si me permites el chiste. Además, ella como yo proviene de Cuba, de la visibilidad a medias, y se crio en este país pobre (Puerto Rico), colonial, a medio hacer, con presos políticos como Oscar López, cuna de escritores vomitivos como Laguerre y de escritores chusmas, que poco o nada tienen que ver con Lezama Lima, Carpentier o Virgilio Piñera. Ni siquiera con Leopoldo Padura. ¿Pero no me preguntarás sobre mi novela, Simone, ganadora del prestigioso premio Rómulo Gallegos, que han ganado premios Nobel como García Márquez y Vargas Llosa, o solo el Cervantes como Carlos Fuentes? 
















No está mal, aunque es un tanto inverosímil, con un lenguaje afectado tipo Univisión. Raro, porque es de la colección Archipiélago Caribe y, por lo que leí, invisibilizaste el español puertorriqueño con palabras como "gafas", "saco", "claxon", "mango", "embotellamiento", entre otras, en vez de escribir "espejuelos", "chaqueta", "bocina", "mangó" y "tapón", que son las que se usan en Puerto Rico. No creo que seas consecuente con tu discurso. 













Al contrario, fui más que consecuente. Un escritor invisible escribe obras invisibles, con lenguaje invisible... 
















Y ventas y reseñas invisibles, por lo visto... 
















Eso fue un golpe invisible, no se vale. Acepto una entrevista con un tipo invisible de un blog inservible, perdón, invisible, y mira cómo me tratas. Mejor me voy a caminar por mi ciudad, San Juan, porque más que puertorriqueño, soy sanjuanero. Ese es mi "donde", mi "país invisible", en donde puedo escribir libros de textos, ir al Burger King de la calle San Francisco a comer comida gringa de colonizados posmodernos; donde puedo caminar con mis pies en esa pluralidad de ciudades e islas con mi deseo del lápiz y encontrar simones lesbianas que son capaces de ir en contra de sus deseos sexuales solo por mi poder invisible de seducción, aunque todo al final sea una inutilidad. Además, tengo que rebajar, porque al parecer mi ejercicio se ha vuelto invisible y, como ves, estoy algo gordito y mofletudo. Adieu. 

















Bueno, se nos fue. Se nos hizo invisible. Hasta la próxima, pues. Nos veremos con alguna otra entrevista invisible.