jueves, 25 de septiembre de 2014
















Es el dolor cerebral
mezclado con el dolor muscular
(la danza de buitres y cuervos
con la carrera de las hormigas rojas)
lo que no me permite
funcionar en esta bóveda infecta,
que para algunos es un paraíso,
para otros un edificante purgatorio,
pero que para mí
es un abrasador infierno
porque carece de esperanza
y está llena
de gusanos de dolor.

Dolor
-esa es la divisa-;
putrefacción,
con el acecho de los buitres y los cuervos
y las rojas hormigas
que sufre la moribunda sombra,
el escuálido casi cadáver,
tirado en la arena del desierto,
al lado del oasis,
donde se lleva a cabo la orgía
de los lobos y caperuzas,
bajo la aburrida mirada
de un sol indiferente.

                  
  

                                                                                2011


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